Puerto Quito, una travesía para sobrevivir.
Los primeros colonos mestizos que llegaron a las orillas del río Caoni arribaban desde el occidente atravesando el río Blanco, la mayoría eran de origen serrano. Antes de que lleguen a estas tierras ya venían efectuando un largo peregrinaje por la costa.
El arribo al valle Macallares implicó innumerables incomodidades, sobre todo para aquellos colonos que provenían del mundo urbano. Yo vine de Aulasi con el señor José Ochoa que me ofreció vender una finca en este lugar. Llegamos a Quito y tomamos el bus de Transporte Occidentales rumbo a Santo Domingo… De ahí seguimos por el camino a Esmeraldas. En esa época el camino era terrible de una sola vía. Llegamos al recinto llamado el limón y ahí nos dio posada una señora de apellido Peñafiel, al siguiente día salimos a las 7:30am, luego pasamos por un estero en el que el señor Ochoa tuvo que cargarme para que yo pueda cruzar y seguir caminando. (Bravo, 2015)
Cuando los primeros colonos tanto negros como mestizos llegaron a los valles del Caoni, Silanche y Achiote encontraron un paisaje semivirgen, una selva cubiertas por grandes árboles, todo el tiempo había llovizna y aguaceros. De esta manera los primeros pobladores tuvieron que construir casas que se adecuen a las características del clima, con materiales que la misma selva ofrecía.En la construcción de las primeras casas se utilizaba troncos de madera, paja toquilla, hoja blanca, bijao y hoja de tagua, las casas se elevaban del nivel de suelo más de 1, 2, 3 metros y se las sostenían con pambil, las paredes y pisos se las realizaba de pambil o caña guadua abierta.
La caza
La pesca y la caza formaban base de su subsistencia particularmente de los pioneros negros. Como bien lo dice don Emilio Vera, los negros “cazaban la guanta, la guatusa, pavas, venados y lo hacían solo para el propio consumo. Lo que si vendían es el pez guaña en la Unión o Quinindé, los negros atrapaban casi todo lo que se movía, desde culebras, iguanas hasta perezosos”.Cuando llegan los colonos mestizos, también se convierten en cazadores, por las condiciones de la selva y mientras crecían las semillas y daban fruto, el único alimento accesible eran los animales silvestres.Era tan bondadosa la selva que los animales llegaban a donde estábamos cocinando.
Yo recuerdo aquella vez que me hice el más cazador del grupo, del cual éramos cuatro. Esa vez cogí una carabina que teníamos y a 20 metros m del rancho encontré una venada, la mate y nos comimos. Los animales no tenían miedo al hombre, era fácil cazarlos, todo lo que estaba más cerca era la presa fácil. (Quintero, 2015).
Las presas más apetecibles eran los mamíferos nocturnos y para poder atraparlos los colonos salían a cazar en las noches, con herramientas que la misma naturaleza les proporcionaba. Otras veces la cacería se la realizaba con el fin de proteger a los animales domésticos e incluso a los miembros de la familia de las fieras, como el león o el tigre que habitaban en esta zona.
“En la casa donde yo vivía el tigre llegaba a 20 metros, ese animal se me comió como 20 puercos. Había también leones, yo maté a uno, una vez que yo me iba a pilar arroz y de regreso encontré los rastros de un león que venía para mi casa. Llegue a la casa, deje el arroz y cogí mi escopeta. Tenía dos cartuchos luego le seguí el rastro hasta que lo encontré y le disparé. Con el primer tiro lo herí, luego volví a seguirlo hasta que lo encontré y le metí otro tiro con el que se murió. (Vera, 2015).
La casería y la destrucción del bosque primario espantaron y acabaron con los animales silvestres poco a poco, no obstante, en muchas parejas donde aún hoy en día se conserva segmentos de la floresta original es posible encontrar ciertas especies típicas del bosque húmedo tropical que han logrado sobrevivir: tigrillos, guantas, guatusas, armadillos, culebras, peces y aves.